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lunes, 3 de octubre de 2016

El día que cambió mi vida (infidelidad parte 1)

El día que cambió mi vida fue un día normal. Uno de esos en los que te levantas temprano por la mañana para ir a trabajar y te pasas el día en la oficina rodeada de papeleo y malas caras de tu jefe. Uno de esos días que comes un sándwich de máquina por no haberte acordado de hacer la comida el día anterior y no tener tiempo de ir a casa a comer. El día que cambió mi vida fui al gimnasio e hice spinning como todos los jueves a la tarde y regresé a casa, a eso de las seis, para preparar una buena cena, ya que estaba muerta de hambre después de lo poco que había comido, para mi y mi marido. Y cuando ya tenía la cena hecha, en cantidad suficiente para cenar esa noche y comer al día siguiente llevada por el hambre, me llama mi marido a eso de las siete y media y me dice que no puede venir a casa a cenar que le ha surgido una reunión de última hora y que llegara pasada la media noche. Que no le espere despierta
Si en ese momento hubiera decidido conectarme a Internet y descargar una serie o película, si me hubiera puesto a cenar sola o me hubiera tumbado en el sillón a ver la tele aburrida como había hecho otras veces, mi vida no hubiera cambiado. Pero decidí salir a la biblioteca a coger un libro para poderlo leer a la noche. Y en ese momento mi vida cambió.
Para ser exactos cambió a la vuelta, cuando ya regresaba a casa con el libro bajo el brazo. Al entrar en el portal había dos chicos jóvenes esperando al ascensor. Rondarían los treinta años y era la primera vez que los veía. O eran nuevos en el portal o venían de visita. Di las buenas tardes y me coloque tras ellos a esperar la llegada del ascensor. Uno de ellos, el mas moreno de los dos, respondió con una sonrisa en los labios y se presentó.
— Buenas tardes. Me llamo Javi. Somos los nuevos inquilinos del séptimo piso.
— Encantada. Yo soy Ángela, vivo en el sexto. Respondí mientras que el otro chico no se presentaba.
Cuando el ascensor llegó al portal el chico mas callado entró el primero mientras que Javi me dejaba pasar y después se colocaba a mi lado. El otro chico quedó a mi espalda. Desde el primer momento me pareció sentir sus ojos fijos en mi pero no dije nada.
— Acabamos de trasladarnos a vivir en la ciudad y no conocemos a nadie ni nada. No sabrás de un sitio donde podamos pedir la cena para esta noche. ¿Verdad? Apenas si hemos acabado de instalarnos y no tenemos ganas de cocinar. — Me dijo Javi nada mas se puso el ascensor en marcha.
— Pues depende que es lo que os guste para comer.
— Pues a mi me da un poco igual. Me adapto bien a todo.
— A mi me gusta la carne. — Dijo el otro chico abriendo la boca por primera vez.
— A mi también. — Le dije girándome hacía él. En esa décima de segundo que nos quedamos mirando el uno al otro me pude dar cuenta de lo atractivo que era. Tenía unos ojos grises que llamaban la atención y una sonrisa juvenil y traviesa que le daban un aire seductor. Volví a girarme hacia Javi y enseguida me pareció volver a sentir los ojos grises clavados en mi anatomía. — Pues la verdad es que así, de pronto, no se me ocurre ninguno.
— Pues que pena. Podríamos haber pedido la cena y podrías haber venido a cenar con nosotros y así nos pones al día del vecindario.
— Estoy casada. — Respondí como una autómata como si eso me impidiera cenar. — Además yo ya tengo la cena preparada. — Añadí como intentando justificar la frase anterior y acordándome de que había hecho cena para dos les propuse venirse a cenar a casa. Lo hice sin querer. En un acto reflejo y con la seguridad de que iban a decirme que muchas gracias pero que no querían molestarme.
— Por mi encantado. — Respondió el chico a mi espalda. Mire de reojo hacia él y en el cristal del ascensor pude ver que tenía sus ojos clavados en mi culo. Mi primera sensación fue de incomodidad, la segunda en cambio fue de orgullo porque mi físico captara tan claramente su atención.
— Si no es molestia yo también encantado. — Añadió Javi.
— No, no es molestia. — Dije sin saber como salir de donde me había metido. Al fin y al cabo mi marido iba a llegar tarde y tenía comida preparada. No había nada de malo en ser buena anfitriona de unos nuevos y simpáticos vecinos.
Llegamos a mi piso y les invité a seguirme. Cuando fui a abrir la puerta de casa los dos se colocaron a mi espalda y, esta vez, la sensación fue de que me observaban dos pares de ojos.
Les llevé al salón y les preparé una copa de vino a los dos. Estuvimos charlando un rato mientras bebíamos y me contaron que se habían trasladado del pueblo por trabajo. Que ambos iban a trabajar en la misma empresa y que habían decidido compartir piso en la ciudad, al menos los primeros meses, para compartir gastos. En realidad todo me lo contó Javi. El otro chico solo se limitaba a mirarme.
He de reconocer que ambos eran guapos. Javi era mas bajito, mas moreno y mas charlatán. El otro era mas callado, mas misterioso, mas alto, mas atractivo y que no dejara de mirarme me hacía sentir halagada. Hubo un par de momentos en los que, dejándome llevar por esa sensación, deje caer un rato un tirante de mi vestido o cruce las piernas dejando que se subiera un poco y dejando un tiempo antes de colocármelo bien. Como queriendo mantener su atención en mi. Como un juego adolescente al que hacía tiempo no jugaba.
Excusándome, les dije que me iba a poner cómoda y que después les serviría la cena. Que si necesitaban algo que lo pidieran. Ambos se quedaron en el salón y yo me fui a mi cuarto a ponerme ropa de casa y, sobre todo, a quitarme los zapatos.
Pensando en como había podido acabar con los dos nuevos vecinos en mi salón sin apenas darme cuenta me quite los zapatos, el vestido y el sujetador ya que en casa no acostumbro a llevarlo. Y estaba en tanga pensando en lo mucho que se me va a veces la cabeza cuando oigo al otro chico en la puerta.
— Disculpa. ¿El baño?
Me giré sorprendida y me di cuenta de que estaba tan centrada en mis pensamientos que se me había olvidado cerrar la puerta y que desde el salón se veía mi habitación. No tengo costumbre de cerrarla en casa y ni siquiera pensé que había desconocidos en casa.
— ¡Que haces! — Le dije sorprendida viendo que el no dejaba de mirarme descaradamente.
— Pues te seré sincero. No tengo ninguna necesidad de ir al baño pero en el salón insististe un par de veces en que si queríamos algo lo pidiéramos.
— ¿Y se puede saber que es lo que quieres?
— A ti. — Me responde dejándome descolocada.
Sin dejarme reaccionar vi. que se acercaba a mi con paso decidido y antes de darme cuenta me estaba besando en la boca. Intente resistirme y conseguí apartarlo de mi ligeramente.
— ¡ Que haces! Soy una mujer casada. — Dije con tono enérgico.
— Lo se pero también se que estas deseando que te bese. ¿Sabes por qué?
— Porque.
— Porque cuando he entrado en tu habitación sin llamar ni siquiera te has cubierto las tetas. Las has lucido altivas ante mi.
Y tenía razón, en todo. Cuando entró en la habitación pese a la sorpresa no corrí a ocultar mis encantos. Los dejé bien a la vista de sus ojos deseosos. Y si, algo dentro de mi deseaba que me besara.
— ¿Qué vas a hacerme? — Pregunté como una tonta quinceañera temblorosa.
— Voy a hacerte mia… nuestra.
Ese nuestra me hizo girarme hacia la puerta y vi a Javi apoyado en el marco. El otro chico me agarró de la cintura y me giró hacia él para volver a besarme. Un beso largo, húmedo, intenso al que ya no opuse ninguna resistencia. Entonces Javi se acercó por mi espalda. Colocó sus manos en el espacio que había entre su amigo y mi piel y empezó a acariciar mis pechos desnudos. Después empezó a besarme en el cuello.
Sentirme rodeada por aquellos dos hombres me hizo estremecer. Javi besaba mi cuello y acariciaba mis pechos con delicadeza. El otro chico me comía la boca con lujuria y jugueteaba con su lengua dentro de mis labios mientras me tocaba descaradamente el culo.
Me sentía como en una nube, como si aquello no estuviera pasando de verdad y fuera solo una fantasía, un sueño. Seguramente en lugar de ir a la biblioteca había decidido quedarme tumbada en el sofá y me había quedado dormida y todo era fruto de mi imaginación. Una imaginación que me tenía excitada y con las bragas húmedas.
Cuando Javi se acercó mas a mi espalda y sentí su sexo duro pegado a mis nalgas perdí por completo el control dejándome llevar por lo que yo estaba segura que era un sueño.
— Me vais a volver loca. — Les dije cuando con ambas manos busque sus sexos dentro de sus pantalones. Con habilidad no tardé en soltar los botones y en introducir mi manos en su ropa interior. El sexo de Javi estaba caliente y duro, era grueso y ya desprendía unas gotas de flujo de su capullo. El del chico de ojos grises, en cambio, aún no había llegado a su máximo esplendor y no me sorprendíó comprobar que estaba completamente depilado. Con ambas manos empecé a masturbarlos entre mis dedos mientras que ellos devoraban mi cuello y mis pechos y me hacían empezar a gemir de placer.
Cuando Javi empezó a bajarme el tanga y a dejarme desnuda le deje hacer. Cuando puso su mano entre mis piernas y empezó a masturbarme con dos de sus dedos me limite a separarlas para ponérselo más fácil.
— ¡Oh Dios! — Exclamé cuando sentí sus dos dedos penetrándome hasta lo más profundo de mi ser.
Unos segundos mas tarde salió de entre mis piernas y me giró hacia él. Me ofreció sus dedos y no pude resistirme al verlos brillantes de mi. Al verlos tan húmedos tome conciencia de lo excitada que estaba. Los chupe con ganas hasta dejarlos completamente limpios mientras el los iba alejando de mi boca lentamente hasta casi hacer que me arrodille frente a él. Cuando terminé de limpiar sus dedos era su polla empalmada lo que tenía frente a mi.
Lujuriosa, deseosa, hambrienta como estaba me lancé a por aquel apetitoso manjar que se me ofrecía introduciéndomelo en la boca entero. Chupe con tantas ganas que casi me olvide de respirar y no dejé de hacerlo hasta que casi se me escapa una lágrima de los ojos.
Arrodillada como estaba y completamente desnuda mi culo y mi sexo eran presa fácil para el chico de los ojos grises.
Primero lo recorrió con su lengua. Completamente, sin dejar ningún rincón sin lamer, separando mis labios mayores y menores con la habilidad de la punta de su lengua y sacando a la superficie a mi hinchado y sensible clítoris. Después alargó su recorrido hasta llenarme de una mezcla de flujos mios y saliva suya hasta la entrada de mi culo. Después hicieron lo mismo sus dedos. Empezaron recorriéndome entera, haciéndome gemir como una loca lo que hacía que me ahogara aún mas con la polla erecta que intentaba devorar. Después cuando empezaron a follarme el coño hubo unos segundos en los que fui incapaz de moverme y me quede con la polla de Javi dentro de la boca apretándola entre mis labios. Cuando esos mismos dedos empapados empezaron a dilatar mi culo grité.
— ¡Me estáis matando cabrones!
Sentí que el chico que jugaba con mi culo se apartaba. No había nada en el mundo que deseara menos en ese momento. Abandonando la polla que llevaba un rato comiéndome me gire hacia él.
Se había desnudado y me ofrecía su sexo con descaro. Ya había alcanzado su cenit y, efectivamente, era mas grande que el de Javi. Totalmente descontrolada me abalance sobre él. Primero chupándolo con mi lengua desde sus huevos hasta su glande relamiendo cada poro como una gata lame un plato de leche. Después lo aprisioné entre mis labios y succioné hasta hacerlo suspirar de gusto. Completamente concentrada en disfrutar de aquel miembro tan sabroso, sentí como la polla que había dejado abandonada me golpeaba en la cara.
Arrodillada entre ambos, sujetando aquellos dos sexos latentes entre mis manos fui pasando mi lengua de una a otra y me las iba metiendo y sacando de la boca por turnos. La sensación de mezclar sus placeres dentro de mi boca me hacía desfallecer. Los flujos del chico de ojos grises eran densos, con un toque amargo. Los flujos de Javi eran mas suaves, mas dulzones y ambos iban pasando de una polla a otra empujados por mi sedienta boca y mezclándose en mi paladar.
Disfrutaba como una loca de mirar hacia arriba y verles con sus ojos cerrados y con la cara desencajada por el placer que sentían. Verles así por el placer que yo les estaba dando me ponía tremendamente cachonda al punto de no tardar en sentir como mis propios flujos se derramaban por mis muslos y goteaban al suelo al borde de un orgasmo que no era capaz de alcanzar. Me sentía al borde de la locura. En un estado de excitación máximo y con la necesidad de sofocar el ardor que brotaba de mi coño y me llegaba hasta el vientre. Necesitaba corrérme o me iba a desmayar.
— Follarme… — Dije entre suspiros en un instante que deje libre a mi boca. Ninguno de los dos pareció escucharme. — ¡Follarme por Dios!
Y lo hicieron. Dios que si lo hicieron.
Fue Javi quien se tumbo primero en mi cama de matrimonio. Cuando le vi allí tumbado con su miembro erecto apuntando al techo solo pensé en follármelo. Y lo hice. Me senté sobre él y deje que me llenara. Lo cabalgué, lo apreté, cada músculo de mi sexo se contrajo contra él para sentirme llena y exprimirlo.
El chico de ojos grises también se subió a la cama. Se puso tras de mi y me hizo echarme hacia delante. Por primera vez besé a Javi en la boca.
Con su sexo hundido dentro de mi. Ardiendo por dentro. Con unas ganas inmensas de correrme no pude evitar comerle la boca al verlo tan cerca mientras su amigo dilataba mi culo utilizando mis propios jugos para hacerlo.
“Me van a follar los dos a la vez” Pensé un segundo y casi me desmayo. No era la primera vez que alguien iba a follarme por el culo pero si era la primera vez en mi vida que alguien iba a hacerlo teniendo ya otra polla llenándome el coño.
— Ahhhhhh . Grité de placer. No necesite ni moverme. En el momento que sentí el capullo del chico de ojos grises abriéndose paso hacia mis entrañas me corrí como no creo recordar haberme corrido en mi vida. Un orgasmo tan intenso que pensé que me quedaba vacía, sin fuerzas. Me equivoque.
El miembro que se apoderaba de mis entrañas alcanzó a penetrarme por completo. En ese momento ambos iniciaron un ligero movimiento de cadera. Ambos se movían dentro de mi de forma acompasada. Casi podía sentir las dos pollas rozándose a través de mi. 
El chico que me sodomizaba se agarraba a mis hombros para marcar su ritmo. Javi lo hacia agarrado a mis caderas y chupándome las tetas. Una nueva llama empezó a encenderse en los rescoldos del primer incendio
— ¡Me vais a matar joder! — Grite enferma de placer. Podía incluso sentir los latidos de sus miembros golpeándome por dentro. Me sentía tan llena que hasta notaba cuando las venas de uno de aquellos sexos se hinchaba dentro de mi.
El rescoldo se convirtió en brasa, la brasa en llama, la llama en fuego y el fuego en un incendio incontrolable que me abrasó por dentro y me hizo erupcionar como un volcán.
— ¡Me corro, cabrones, me corroo! — Exclame en medio del éxtasis. Después caí rendida y solo era capaz de murmurar. — Sed, tengo sed…
El chico de ojos grises abandonó mis entrañas. Me dejaron caer boca arriba sobre mi cama y, cuando el sexo de Javi salió de dentro de mi los flujos se escaparon mojándolo todo. Cada uno de ellos se puso a uno de mis lados y empezó a masturbarse sobre mi cara.
— Sed, tengo mucha sed. — Era incapaz de decir otra cosa.
Y me dieron de beber. Primero Javi que se corrió manchándome los pómulos, los labios y llenando parte de mi boca. Cerré los labios para tragar justo en el momento que el chico de ojos grises se corría.
Su orgasmo fue mas abundante. Manchó mi pelo, mis ojos y empapó mi boca cerrada, que no tardé en volver a abrir, y con mi lengua recogí el semen que resbalaba por mis mejillas. Después me alcé para limpiar los restos que quedaban brillando en sus capullos.
Apenas si recuerdo nada de después. Estaba ausente. Perdida en un mundo imaginario de placeres prohibidos, de pecados cometidos e infidelidades. Cuando recuperé la consciencia Javi y el chico de ojos grises ya no estaban en mi cuarto.  Miré la hora en el reloj de la mesilla y, apresurada, cambié las sabanas de la cama y me di una ducha. El agua tibia me hizo darme cuenta de que nada de aquello había sido un sueño y que acababa de serle infiel a mi marido con nuestros dos nuevos vecinos.
Desde aquel día mi vida cambió. Aquella no fue la única vez que ví, sentí, y disfrute a mis vecinos.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Incesto con mi primo.

Llevo todo el día pensando en él. Por mucho que lo intento no consigo quitármelo de la cabeza. Intento concentrarme en otras cosas pero en cuanto me despisto y dejo libres mis pensamientos siempre termino pensando en él. Y cada vez los pensamientos son mas subidos de tono, mas obscenos, son casi pornográficos. Son tan calientes, y tan reales en mi imaginación, que llego a casa sudorosa y empapada, con las mejillas sonrojadas y el corazón a punto de salírseme del pecho.
Intentando calmarme me quito la ropa. Dejo la blusa y los pantalones tirados sobre la cama y no me sorprendo al ver mi ropa interior mojada. Necesito urgentemente una ducha y calmarme.
El agua tibia me relaja y me hace evadirme unos segundos de mis sucios pensamientos. Consigo centrarme en relajar mi respiración, en controlar mis calenturientas ideas. No debería pensar tanto en él, no esta bien. Ya soy mayor para controlar mis impulsos… pero es que es tan guapo. Esos ojos suyos tan azules, esa mirada traviesa cada vez que me sonríe, ese cuerpo tan apetecible que dan ganas de morderlo, ese culo tan bien puesto que cuando me encuentro con él me cuesta trabajo no mirar y ese bulto que se le marca entre las piernas cuando se pone las mallas para ir a hacer deporte que me desvela en sueños.
¡No! Otra vez pensando en él, otra vez imaginándomelo desnudo, otra vez mojada. La ducha no me ha servido de nada.
Salgo del cuarto de baño y me vuelvo a mi habitación. En casa solo se escucha el silencio. No hay nadie y nadie va a venir hasta la noche, hasta la hora de la cena. Estoy sola. Tengo que calmarme.
Me tumbo sobre la cama. Apoyo la cabeza sobre la almohada y cierro los ojos. Mis pensamientos vuelven a imaginarlo. Allí en la cama a mi lado, susurrándome cosas bonitas al oído, dándome besos cada vez mas intensos, acariciándome. Y dejo que mi mano acompañe a mis pensamientos.
Primero en mi cuello, apartando mi pelo; después bajando por mi costado hasta mi estomago donde ya revolotean las mariposas del deseo; luego suben hacia mis pechos y los acarician delicadamente hasta que se endurecen y me arrancan los primeros suspiros; por último mi mano, su mano en mi mente, baja entre mis piernas donde se encuentra mi sexo latiendo y húmedo y empieza a acariciarlo con suavidad hasta que mis piernas no resisten y se abren por completo, entonces me acaricia con mas fuerza y me arranca jadeos mientras mi espalda se tensa. Gimo de placer.
— ¿Qué estás haciendo, prima? —Una voz masculina me sorprende desde la puerta. Sobresaltada me siento en mi cama e intento taparme con la ropa que estaba tirada sobre ella.
— ¿Qué haces tu mirándome desde la puerta? ¡Fuera de aquí!
— Vale, me ire, y cuando vengan tus padres les contare que estabas haciendo a ver si ellos saben explicármelo… ¿quieres?
— ¡No! Párate. No hagas eso primo.
— Entonces, ¿no quieres que me vaya?
— Quiero que te vayas pero que te estés callado.
— Cuéntame que estabas haciendo y me lo pienso....
— Pues nada, me estaba tocando un poco, pero cállate, por favor.
— ¿ Y en quién pensabas?
— En nadie, en nadie.
— El tio y la tía no lo van a creer...si me mientes prima se lo cuento.
— ¡Que te estés callado!, por favor. ¿qué quieres a cambio de tu silencio?
— ¿Pensabas en tu novio? ¿pensabas en follártelo?
— ¡No tengo novio!
— ¿Y qué estabas pensando para empezar a tocarte? ¿No tener novio te hacia pensar en pollas? No me mientas primita que llevaba un rato mirándote y se te veía muy caliente.
— Pues si pensaba en pollas, hombre. Déjame en paz ya.
— ¿Y qué imaginabas? ¿ Imaginabas que las chupabas?
— Y que me la metían... — Susurro por lo bajo aunque no lo suficiente.
— ¿Cómo eres tan sucia, prima? ¡Veras como se enteren el tio y la tía.
— No les digas nada, por favor. Me moriría de vergüenza. Se queda un rato callado y por un segundo pienso que se va a marchar y dejarme tranquila. Me equivoco.
— ¿Sabes que yo también tengo una polla, prima? Y que se me ha puesto dura mirando como te tocabas.... puedes probar como sabe una polla...igual te ayuda a terminar lo que interrumpí.
— ¡Déjame! ¡Estas loco!
  — Si tan caliente te ponía pensar en pollas...
— Vete y no les digas nada a mi papa y mama.
— Si me chupas la polla un poco como imaginabas hacer no les digo nada de que te estabas tocando...
— ¡No me puedes obligar!
—  No te obligo, puedes elegir, o me la chupas o el tio y la tía se enteran en la cena de que su hija se estaba tocando pensando en pollas.
— No por favor...no me hagas esto. Además no puedes probar nada. No te creerán nunca.
— Salvo si les enseño las fotos que te he sacado con el móvil.
— ¡No habrás sido capaz! ¡Borra esas fotos ahora mismo! ¡Serás cerdo!
— Mira lo dura que me la has puesto prima. —Me dice bajándose los pantalones—. Solo tienes que chuparla…¿No era eso lo que te ponía caliente?
— Si. Pero no con mi primo…
— Es una polla, y solo para ti. Me has dicho que no pensabas en ninguna en concreto, cierra los ojos y chúpamela...como imaginabas cuando te tocabas. Si lo haces borro las fotos que te he sacado masturbándote.
Me acerco al borde de la cama hasta donde mi primo se ha acercado, cierro los ojos y respiro profundo antes de chupársela lentamente. Solo la punta de su capullo enrojecido.
— Yo no quiero esto...déjame irme, por favor. —Digo después de haber estado chupando con mis labios un rato su erecto miembro.
— Si prima así...no pares...veras que rica sabe.
— Solo un poco, no quiero mas, ¡Déjame!
— ¡No pares ahora o se lo cuento! Ahora no pares.
— Que dura la tienes. Estas enfermo poniéndote cachondo con tu prima.
— La chupas muy bien....me la pones dura...lo haces muy bien prima; ¿es la primera polla que chupas? ¿segura?
— Si, es mi primera vez. —Respondo halagada por su comentario.
— Pues la chupas como una putita profesional mmm. Métetela mas adentro.…¡trágatela!
— No, no quiero.
— Si que quieres, puta.
— No me llames así. Déjame, por favor.
— Si que quieres. ¡¡Trágatela!! o sabrán lo putita que eres prima.
Me la meto entera en la boca mirándole a los ojos. Él tiene los ojos cerrados y echa la cabeza hacia atrás.
—  Siiiiiii, siiii así prima asiiiiiiiiiii que ricooooooo. —  Le sigo chupando la polla muy despacio porque no quiero hacerlo. Lo hago sin muchas ganas pero él parece disfrutarlo igual.
— Que bien lo haces prima.
— ¿Puedo parar ya?
— Ahora déjame que marque yo el ritmo. —Me agarra del pelo y empieza a empujar su polla dentro de mi boca.  Aprieto mis labios para no tener que tragármela entera. La tiene tan dura y está tan caliente que me hace arder los labios.
— Asi...mmmmm así… — No deja de gemir. Siente tanto placer que deja de tirarme del pelo y puedo sacármela de la boca.
— Que cerdo eres primo. Déjame ir ya.
Entonces me agarra del pelo fuerte y me hace mirar a las sábanas de mi cama.
— Mira prima. ¿Ves eso? Has manchado las sábanas de flujos. ¿Lo ves?
— Si.. —Respondo roja de la vergüenza. Es verdad que estoy excitada.
— ¡No me vuelvas a decir que no te gusta! Te estas poniendo cachonda chupándome la polla...
— Solo un poco. —Reconozco con pudor—. Pero no digas nada, primo.
— ¡No me mientas puta! Te pone mucho, y quieres mas.—Cada vez que me insulta noto como me mojo aún más, y ya he sido descubierta.
— Vale si, quiero mas. Llevo todo el día excitada y necesito desahogarme además… me tocaba pensando en ti. —Confieso. El chico que no podía quitarme de la cabeza en todo el día era mi primo.
— Ah si prima. ¿Pensabas en mi polla?
— Si..
— ¿Estabas a punto de correrte pensando en la polla de tu primo?
— Si…
— Que cerda eres primita...
— ¡Pero no digas nada!
— ¿Sábes que yo también me pajeo pensando en ti prima?
— ¡Estás enfermo! Esto no está bien.
— ¡ Y tú!
— Déjame ir ya...de verdad primo.
— Nooo, ¡¡¡quiero correrme en la boca de mi primita....y que después ella se corra en la mia!!!
— ¿Estas seguro?  —Me meto su polla en la boca.
— mmmmmmmmm siiiiiiiiiiiiiii no pares cerdaaaaa tragatelaaaaaa.
Me la meto entera, hasta los huevos y chupo con todas mis ganas. Ya estoy harta de controlar mis deseos.
— ¿Estas cachonda? Dime que siiiii
— Sii
— ¡Quiero comerte yo a ti también! Quiero saber como sabe la putita de mi prima
Decidida me tumbo sobre él y sigo chupando su polla....y noto como su lengua empieza a recorrerme el coño desde el clítoris a la entrada...
—  mmm me esta gustando mucho. —Digo entre gemidos con la boca llena.
— Se te nota prima...salen muchos flujos…¡¡los quiero todos!!
— Sigue chupando por ahí primo siiiiigue. —Agarra mi clítoris con sus labios y lo chupa metiéndoselo en la boca—, Como cuando me tocaba pensando en ti primito, siempre me lo imagine así
— No pares ahora putaaa que voy a corrermeeeeeeeeeeeeeeeeeee
— ¡Correte!
Me tiene tan a cien que deseo que se corra en mi boca. Noto mis labios resecos y estoy deseando que los moje con su semen. Le chupo los huevos enteros y le pajeo muy rápido
porque quiero, deseo, que se corra.
— Dime que tu también te corresss, dámelo todo prima que ya vieneeee.
Me siento muy cerda chupándole la polla a mi primo. Y sentir su verga bien dura y ardiente entre mis labios, con sus venas marcadas, mientras noto su lengua recorriendo mi sexo me hace sentir muy ardiente, muy puta.
— Vamos primo correte. Me tienes a mil. Tengo sed.
Su polla se tensa. Noto como por un segundo deja de mover su lengua entre mis piernas. Me preparo para recibir su orgasmo. Aprieto mis labios contra su capullo hinchado y doy las últimas mamadas a su polla antes de que estallé.
Un chorro de semen caliente invade mi boca y es tal el placer que siento al saborear el fruto prohibido de mi primo que mi sexo se contrae y alcanzo un orgasmo que inunda su cara.
Entre espasmos de placer su lengua recupera la movilidad entre mis piernas recogiendo los restos de mi orgasmo mientras yo termino de tragar todo el semen que ha expulsado en mi boca y lamo las gotas que han quedado en su capullo.
Después, al recordar que acabo de correrme en la boca de mi primo y que aún tengo su sabor en la mia, vuelven la vergüenza y el pudor.
— ¿Qué hemos hecho primo?
— Tener sexo. Y muy rico.
— Si, pero somos primos. Esto no esta bien.
— Puede. Pero no me puedes negar que ha sido muy rico. Has tenido un orgasmo bestial primita.
— Si. Eso es verdad. La verdad es que fantaseaba muchas veces contigo primo.
— Si supieras la de noches que he manchado mis sábanas masturbándome por ti primita.
— ¿En serio?
— Y nunca pensé que fuera a ser tan rico sentir tu sabor. Se hace tarde y tus padres están al llegar.
— ¿No les contarás nada, verdad?
— No si tú me prometes que esto solo acaba de empezar. Quiero sentir como es cogerse a mi prima.
— Prometido. —Le digo sonrojada de vergüenza pero deseando con todas mis fuerzas que llegue esa próxima vez.

viernes, 10 de junio de 2016

Mi amiga y su mascota (Lesbico-zoofilico)

Fui a casa de una amiga a pasar la noche. Llevaba casi un mes encerrada en mi casa, no tenia ganas de salir, no tenia ganas de arreglarme, no tenia ganas de nada. Desde que había visto a mi marido con otra en la cama había caído en una depresión de la que me estaba costando salir. 
Ahora, pasado ya el tiempo, y viendo como ha cambiado mi vida desde entonces debería agradecer a aquella rubia de bote que se acostara con mi marido. Pero todo fue gracias a mi amiga, y a aquel día que, tras mucho insistir y tras mucho darme la lata, consiguió que me pusiera un vestido, que me alisara el pelo y que fuera a su casa a cenar.
Por el camino iba pensando en que aquello no era una buena idea, que debería haberme quedado en casa, que se yo cuantas tonterías más. Que tonta que era entonces.
Llegue a casa de mi amiga a eso de las nueve de la noche, me recibió con su sonrisa arrebatadora y con un vestido negro ajustado que le quedaba muy bien. 
- ¿ Vamos a salir?- la pregunte al verla tan arreglada, temiendo que me dijera que si, ya que bastante me había costado salir de casa para ir a cenar a la suya como para tener que salir de fiesta por ahí, no estaba preparada.
- No, tranquila, eso lo dejaremos para otro día.- Me respondió, lo que en cierto modo me tranquilizó bastante.

Mi amiga tenia 35 años y estaba soltera, solía decir entre risas que aun no había nacido la persona que la atara, era bastante alocada y muy atractiva. Morena de pelo liso que caía sobre sus hombros y unos ojos verdes de gata que atraían a cualquier hombre. Un cuerpo lleno de curvas hacia el resto. Se me olvidaba describirme a mí. Yo tampoco estoy mal, algo mas rellenita que mi amiga, con bastante pecho, lo que me hacia llamativa, unos ojos oscuros y una melena castaña que cubre casi la mitad de mi espalda, me hacían bastante atractiva, y últimamente, por aquel entonces, bastante desaprovechada.
Durante la cena mi amiga y yo nos reímos mucho y poco a poco el vino y las risas nos fue soltando un poco. Ella no tardó en empezarme a contar sus ultimas aventuras y a ponerme los dientes largos. Yo a mis 33 años, llevaba sin tener una buena sesión de sexo casi 4 meses y oírla contarme sus aventuras me estaba alterando. 
Además ella se detenía en contar todos y cada uno de los detalles, desde el sabor de los miembros erectos de sus amantes hasta las posturas que habían tomado mientras lo hacían. Yo notaba que mientras me iba contando mi ropa interior se iba humedeciendo, echaba de menos una sesión de sexo como aquella que me estaba contando mi amiga.
Cuando acabamos de cenar nos fuimos al sofá de la sala, cada una de nosotras con una copa de vino en las manos, mi amiga seguía contando sus ultimas aventuras y se reía pícaramente, yo cada vez estaba mas y más mojada. Notaba que me estaba ruborizando y como el calor invadía cada vez mas mis muslos. Pero mi amiga seguía contando y contando y cada vez se acercaba mas a mí. Mientras me contaba con una sonrisa picara como un chico moreno de brazos atléticos la tomaba a cuatro patas sobre la alfombra que ahora mismo las dos pisábamos, mi amiga puso su mano sobre mis piernas y, disimuladamente, mientras seguía hablando y relatándome sus suspiros comenzó a acariciarme. Yo al principio no le di importancia y la deje hacer, tenia unas manos suaves y el roce de las yemas de sus dedos me gustaba. Yo estaba bastante desinhibida por el alcohol y me notaba muy mojada y llevaba muchísimo tiempo sin tener un orgasmo, y el solo roce de las manos de mi amiga, increíblemente, me estaban acercando a el.
Casi sin esperármelo, note como la mano de mi amiga se perdía por debajo de mi vestido y acariciaba mi ropa interior, lo que me hizo dar un salto y preguntarla que hacia, ella solo respondió con una sonrisa picara y siguió contándome como aquel chico la bombeaba en el suelo, justo al lado de donde estábamos.
Yo no pude evitar imaginármela allí, de rodillas, desnuda, gimiendo, follada. Y uffffffffff
Sus manos cada vez eran mas atrevidas bajo mi ropa y a mi ya me daba igual, me deje hacer, disimuladamente abrí mis muslos, la deje entrar. Ella se dio cuenta de mi debilidad, de mi deseo.
Se acercó mas a mi, metió las dos manos debajo de mi vestido y lentamente me bajó las bragas que debían estar ya empapadas. Traviesa se las llevó a la cara, las olió, se las paso por su cara dejándosela brillante de mi. Yo ya no pude resistirme mas......la deseaba.

Me acerqué a su  cara y con mi lengua deseosa comencé a lamerla, a probarme de ella, a disfrutar de mi sabor en la cara de mi amiga. Había perdido el control. Dos días antes, llorosa, tirada en el sofá de mi casa hubiera tildado de loco a cualquiera que se atreviera a decirme que iba a lamer con aquel deseo la cara de mi amiga. 

La lamí deseosa, ella me beso apasionada y nos dejamos llevar, pronto la tenia entre mis piernas, Me subió el vestido, dejando al descubierto mi coño empapado y comenzó a besarme los muslos. Yo los separé, dejándola el camino libre, deseando que llegara a lo mas profundo de mi con sus labios. Su lengua no tardó en recoger parte de mis flujos que ya empapaban mis muslos y eso la debió acelerar aun más porque no tardó en posar sus labios abiertos en la fuente de aquellos flujos. Me estremecí al primer rocé de su lengua en mi coño y empecé a gemir de placer, sentía como su lengua golpeaba dulcemente mi clítoris y sus gemidos se metían tan dentro de mi que parecía que me estuvieran follando. 
Mis gemidos eran intentos, mi coño estaba a punto de reventar de placer, mi amiga gemía también cada vez mas fuerte y no se pudo controlar, se subió su vestido y empezó a masturbarse fuerte lo que hizo que sus gemidos en mi coño se intensificaran y me llevaran a un orgasmo tan intenso que no podré olvidar jamás.

Mi amiga salió de entre mis piernas con una sonrisa de satisfacción que brillaba completamente de mis flujos. Intente acercarme a besarla pero me paró. Me quede quieta, observando. De debajo del cojín que había en el sofá saco dos pañuelos, lo que me hizo pensar que todo aquello lo tenía preparado con antelación, pero la verdad es que no me importó. Tenia curiosidad por ver que iba a hacer con aquellos dos pañuelos. 

Se arrodilló en el suelo delante de mi. Y con uno de los pañuelos me ato los pies, yo estaba tan absorta observándola que la deje hacer. La deje atarme. Luego me pidió mis manos. Inocentemente se las ofrecí. No tardó en atarlas con el otro pañuelo, lo suficientemente fuerte como para que no pudiera soltarme. Entonces me comentó si recordaba la postura que me había estado contado con su ultimo amante, la dije que si y me dijo que me pusiera igual. Obedecí y me puse de rodillas, a cuatro patas en el suelo. Ella se puso tras de mi, yo no podía verla lo que hacia, pero por debajo de mis piernas vi como su coño empapado goteaba al suelo de placer y eso volvió a excitarme al máximo.

Con sus suaves manos abrió mis nalgas y arrodillándose empezó a lamérmelas. Su tibia lengua jugueteaba en mi culo, nunca nadie había jugado en mi culo, y era una sensación nueva para mi que me gustaba. Paso dos de sus dedos por todo mi coño lo que me hizo volver a gemir, y por como me volvía a sentir tuve que empapárselos por completo. Empezó a jugar con ellos en la entrada de mi culo, haciendo círculos, yo notaba como mi culo iba dilatándose y mi amiga no tardó en empezar a follarme con sus dedos mi culo virginal. Al principio me dolió un poco pero después la sensación de placer fue aumentando hasta tal nivel que era yo la que le pedía a mi amiga que me follará mas y mas fuerte.

Cuando note su lengua follándome el coño a la vez que sus dedos entraban y salían de mi culo creí volverme loca de placer, estaba borracha de deseo, en ese momento me entregue por completo y estaba a su merced. Arrodillada en el suelo, atada de pies y manos, mi amiga me estaba volviendo loca de placer, un placer tan intenso como el que jamás había sentido en mi vida.......y entonces pasó.

Yo me estaba acercando a mi siguiente orgasmo cuando ella sin previo aviso me preguntó:

- Ahora te gustaría tener una buena polla, ¿verdad?
- Si,si,si.- Conteste al borde del orgasmo.
- Estas tan cachonda que te daría igual cualquier polla, ¿verdad?
- ¡Si!  Me daría igual cualquiera.- Dije fuera de mi y sin medir mis palabras.
- Pues espérame aquí.

Me dejo al borde del orgasmo. Arrodillada en el suelo y sin saber que iba a hacer. No tardó en volver y del susto intente levantarme corriendo sin acordarme que estaba atada de pies y de manos con lo que me volví a caer de bruces al suelo. ¡ Mi amiga había venido con su perro¡

No podía creérmelo, mi amiga traía de la correa a su doberman. ¿Estaría pensando que su perro me follara? ¡ Vaya que si lo estaba pensando¡

- ¿ A donde vas perra? – Me dijo.- Te he traído un compañero de juegos a tu altura
- ¡Estas loca¡ No pensaras que me voy a dejar follar por tu perro.

Agarrándome del pelo me demostró que si, que estaba pensándolo y me volvió a colocar de rodillas en la alfombra de la sala. No pude ofrecer mucha resistencia atada como estaba y casi sin quererlo mi coño y mi culo quedaron a la altura del hocico de aquel doberman enorme. Aquel perro debía estar acostumbrado a que le ofrecieran así un coño porque no tardó nada en empezar a lamerme. Su lengua era áspera y enorme y sentí un placer intenso que no tardó en arrancarme el orgasmo que mi amiga había dejado al borde con sus dedos. Cuando me corrí mi amiga me volvió a agarrar del pelo.

- ¿Ves perra como te gusta?, la lengua de mi Rober hace maravillas ¿verdad zorra?

Mi amiga me estaba tratando como una perra, me insultaba, me tiraba del pelo y yo solo podía retorcerme de placer ante las lamidas de aquel perro. Solo acerté a responder un si.

Mi amiga se sentó en el sofá, me acercó a ella y abrió sus piernas.

- Mientras dejó que mi perro te folle puta, tu me vas a comer el coño. Quiero corrérme viéndote follada.

La verdad es que estaba tan cachonda que me sentía la puta que mi amiga decía que era y metí mi lengua lo mas profundo que pude en su coño. Era la primera vez que probaba los flujos de un coño que no fueran los míos. Estos sabían mas intento, eran mas densos que los míos, pero su sabor me agradaba. En ese momento note el peso de el perro sobre mi y grite espantada. ¡Me iba a montar¡ Note su polla intentando entrarme varias veces pero el perro no acertaba a metérmela con lo que yo respiraba aliviada. Le pedía, le suplicaba a mi amiga que me quitara aquel perro de encima pero ella lo único que hizo fue agarrarme de la cabeza y hundírmela hasta el fondo entre sus piernas. Casi ni podía respirar. Solo sentía aquel olor penetrante a coño. Y en ese momento el perro acertó.

Me la metió  de un solo golpe y hasta el fondo, tenía una polla enorme que parecía me iba a reventar. Intente gritar pero mi grito quedo ahogado en los flujos del coño de mi amiga. El perro me bombeaba frenético, furioso casi, creía que me iba a desmayar, me sentía desfallecida ante semejantes embestidas. Solo podía oír, y en la lejanía las palabras soeces de mi amiga.

- Vamos Rober fóllatela. Fóllate a esta puta. Vamos Rober mas fuerte, así , así. Haz que tu dueña se corra de gusto viéndote.

Note como algo enorme entraba dentro de mi y en ese momento mi coño reventó y llegue a un orgasmo que me dejo vacía....pero el perro no tardó en llenarme de su leche caliente, una corrida que me llenó por completo y que no tardó en caer por mis muslos, hasta llegar al suelo.

Entonces intente sacarme al perro de encima, pero no tenía apenas fuerzas y nos habíamos quedado cogidos...el perro se puso de espaldas a mi y mi amiga se reía diciendo:

- Mira que pareja de perros felices. ¿Te ha gustado verdad putita? 
- Si, me ha gustado si, joder.....me ha gustado.
- Como no te va a gustar perra..necesitabas una follada así.

Mi amiga tenía razón, la necesitaba.

Rober tardo unos quince minutos en poder salir de mi y yo pensé que así acabaría aquella noche pero estaba equivocada. Mi amiga me dijo que era ella ahora quien necesitaba polla y me hizo lamerle la polla al doberman hasta volvérsela a poner dura. Luego mientras ella era follada por su perro me hizo recoger con la lengua todos los flujos que Rober había dejado caer al suelo mientras me follaba. Cuando acabe de lamerlos, su sabor era fuerte pero agradable, me quede mirando como mi amiga era follada por su amante y no tarde en volverme a poner cachonda.- Me acomode en el suelo como pude y con mis manos atadas me masturbe mientras mi amiga gritaba. 

- Asi puta asi, machácate el coño delante de mi.

Cuando terminó me hizo limpiar otra vez el suelo de corridas y después me soltó. Me dijo que desde entonces seria su perra y yo asentí con la cabeza....desde entonces mi vida cambio......a mejor.

Un último orgasmo resbalaba por mis muslos.

jueves, 31 de marzo de 2016

Obligada en el ascensor.

Suena el despertador a las seis de la mañana. Sol no entra a trabajar hasta las ocho pero le gusta tener tiempo suficiente para arreglarse. Sol es una chica inteligente que trabaja como secretaria en un importante despacho de la capital Argentina pero bajo su imagen de chica responsable y trabajadora se esconde una mujer que le encanta ser el centro de atención de las miradas de los hombres. Le excita, le provoca, le causa morbo que cuando pasa por delante de un hombre este se vea obligado a girarse detrás de sus curvas. Por eso se levanta todas las mañanas dos horas antes.
Delante del espejo se maquilla, se peina y se viste acorde a sus deseos. Esa mañana decide vestirse con un vestido de flores que termina justo donde empiezan sus piernas. Un descuido al agacharse dejaría a la vista su escueta ropa interior. Además de pintarse los labios en un color rosa pálido.
Sale de casa a las siete de la mañana. Con tiempo suficiente para ir andando al trabajo. No quiere ir en coche o en transporte público para así encontrarse con más gente mientras va caminando y observar la reacción de los hombres y comprobar si la elección de la ropa ha sido la adecuada. Aquella mañana llegó a lo oficina orgullosa de su vestimenta. Varios hombres se habían girado descaradamente a mirarla el culo mientras caminaba.
El despacho en el que trabaja Sol esta en la sexta planta y decide subir en el ascensor. Suele ser el lugar en el que más disfruta de su juego. En aquel habitáculo de reducidas dimensiones varias veces se ve en la situación de tener que compartirlo con varios hombres que suben a sus trabajos. En ocasiones siente tantas miradas sobre su cuerpo que no puede evitar llegar húmeda a su mesa y eso le encanta.
Por desgracia aquella mañana había llegado demasiado pronto al trabajo y eran pocos los trabajadores que estaban todavía en el edificio. Al punto de que ella era la única persona que esperaba al ascensor.
Un poco desilusionada, y ya planeando hacer alguna visita a recepción más tarde para tener que volver a coger el ascensor, Sol se monta y pulsa la sexta planta. Las puertas empiezan a cerrarse cuando un hombre agita la mano desde recepción. Sol sujeta rápidamente la puerta. Mejor acompañada que sola...
El hombre le da las gracias, entra en el ascensor, pulsa el botón de la quinta planta y se coloca a su espalda.
Eso le encanta a Sol que no puede evitar pensar que el joven la esta mirando el culo incluso antes de que las puertas vuelvan a cerrarse.
El ascensor inicia su lento ascenso. Antes de llegar a la primera planta Sol ya puede ver a través del espejo del ascensor los ojos del hombre desnudándola con la mirada. Entre la primera y segunda planta se imagina al joven ya empalmado mientras ella, de manera consciente, contonea ligeramente sus caderas. En la tercera planta vuelve a sentir esa sensación que tanto placer le produce de calor entre sus piernas y humedad en su sexo. Lamenta en su interior que sólo queden dos plantas para que el hombre tenga que abandonar el ascensor.
Entonces, para su sorpresa y pillándola desprevenida inmersa en sus fantasías, aquel hombre pulsa el botón de parada del ascensor y con la otra mano la agarra del pelo acercándola hacía donde él se encuentra.
- ¿Te gusta provocar? Te gusta que los hombres te miren el culo, ¿verdad?
El hombre no la deja responder. Antes de que pueda articular palabra le da otro tirón en el pelo y sigue hablando.
       - Me he cruzado contigo por la calle y te he seguido. ¿Querías provocarme? Pues bien. Lo has conseguido. Ahora atente a las consecuencias.
Sol piensa en gritar pero sabe que no serviría de nada. Aquellos ascensores están perfectamente insonorizados. Piensa en pulsar el botón de Alarma pero inmediatamente se da cuenta de que le va a resultar imposible llegar sin dejarse su melena en la mano de aquel hombre que tan firmemente la sujeta del pelo. El corazón le late con fuerza. ¿A que se referirá aquel hombre con atenerse a las consecuencias?
Él la acerca al espejo. La obliga a mirarse en él.
- ¡Mírate! ¿Que ves? Os diré que veo yo. Veo una calientapollas. Veo una mujer que disfruta de tener a los hombres empalmados mirándola al culo. ¿Verdad? Seguro que ahora mismo tienes las bragas mojadas después de haber sentido mi mirada en él. A que si. No hace falta que respondas. Ya lo compruebo yo por ti.
Y sin poder ofrecer resistencia Sol nota como la mano de aquel hombre se abre paso por debajo de su vestido. Siente los dedos de aquella enorme mano manoseándola el culo y, pese a lo delicado de la situación, no puede evitar mojarse un poco más. La mano de aquel hombre no tarda en abrirse paso y llegar a su sexo. Sol se ruboriza. Se siente avergonzada al tener que darle la razón. Sus bragas están empapadas cuando aquella mano empieza a tocarle el coño.
- Lo sabia. Disfrutas con esto ¿verdad?
Un ahogado si se escapa de los labios de Sol lo que la hace ruborizarse aún más. No debería sentirse así. Aquel hombre no tenía ningún derecho a tomarse la justicia por su mano. Quien era él para asaltarla de aquella manera en el ascensor y meterse entre sus bragas. No tenía ningún derecho y sin embargo Sol se estaba deshaciendo de placer. Los dedos de aquel hombre la estaban masturbando con habilidad. Subían por los labios interiores de su sexo hasta chocar contra su clítoris y volvían a bajar hasta perderse en las profundidades de su ya dilatado y empapado sexo.
El hombre se detiene unos segundos. Lo que en un principio a Sol le hubiera parecido una liberación ahora le parece un suplicio. ¿Porque se detiene ahora? Piensa deseosa de seguir siendo masturbada.
El hombre la baja las bragas con una sola mano hasta los tobillos y dándole otro tirón de pelo la obliga a inclinarse hacía delante y apoyarse contra el espejo.
Totalmente sumisa y entregada Sol ofrece su sexo a aquel desconocido que en aquella posición ya no la masturba si no que la folla hábilmente con sus dedos entrando y saliendo de su, cada vez, más mojado sexo acercándola al orgasmo.
Sol se olvida de todo. De estar siendo asaltada en un ascensor, de que aquel hombre que la posee es un completo desconocido. De todo. Sólo piensa en alcanzar el orgasmo y para ello necesita abrir un poco más sus piernas. Es ella misma con la ayuda de sus pies la que se desprende de sus bragas dejándolas tiradas en el suelo del ascensor.
- ¿Quieres correrte? Suplícalo. Ruégame que te haga correr.
- Si...por favor...si...lo necesito...por favor...hazme correr...haré lo que tu quieras.
Sol se sorprende a si misma en esa actitud tan sumisa. ¿O a caso no le sorprende tanto? Aquella situación la excita. Le gusta sentirse dominada por aquel hombre. Le gusta que la dominen, que la controlen, que le hagan sentirse entregada y poseída. Le gusta tanto que esta al borde de alcanzar un orgasmo bestial.
El hombre no deja de penetrarla con los dedos. Ella se apoya en el espejo. No puede evitar excitarse aún más al ver  el reflejo de su cara desencajada, del placer en sus ojos, de la cercanía del orgasmo en su boca abierta y en los gemidos que se escapan de ella. En el último de los gemidos intensos el cristal se empaña con el calor de su orgasmo y por sus muslos siente bajar las gotas de su derramado placer.
- Ya has tenido tu orgasmo. Ahora me darás lo que yo quiero por él.
Agarrada del pelo Sol es obligada a arrodillarse en el suelo. El hombre se baja la cremallera del pantalón y saca su miembro erecto. Sol no necesita más datos para saber lo que aquel hombre quiere a cambio del orgasmo que la acaba de hacer sentir. Agradecida se dedica a recompensar el orgasmo a aquel hombre y mama de aquel sexo con avidez intentando arrancar de aquella verga el mismo orgasmo que le habían arrancado los dedos de su dueño de sus entrañas.
La habilidad de los labios rosados de Sol no tardan en acercar al orgasmo a aquel hombre que gime sobre su cabeza mientras no deja de sujetarla del pelo. Ya no haría ninguna falta, Sol no tenía ninguna intención de escapar de aquella verga erecta antes de hacerla estallar pero verse sujetada del pelo y obligada a tragarse aquella polla que casi la esta follando la boca la excita aún más.
El hombre estaba al borde del orgasmo. Su polla se tensaba y tenía espasmos. Sus venas marcadas predecían el cercano momento en que el hombre expulsara todo su semen en la cara de Sol. Y ella sólo esperaba recibirlo con la boca abierta.
Un reguero de semen no tardó en bañarla la cara, el pelo y parte de su pecho manchando su blusa.
El hombre pulsó de nuevo el botón del ascensor y este se puso en marcha no tardando en llegar a la quinta planta. Sol se quedó en el suelo del ascensor con la cara y la ropa bañada en semen y  un orgasmo difícil de olvidar aún haciéndola latir su sexo.
Sol llega a su oficina aún con las piernas temblando, Sin maquillaje en sus labios y con la cara manchada pese a que se ha esforzado en intentar recoger todo el semen con la punta de su lengua. Además una mancha oscura en su blusa azul celeste delataba su aventura en el ascensor.
Mientras tanto en el piso de abajo el hombre jugueteaba satisfecho con su nuevo trofeo. Las braguítas de aquella oficinista viajaban sucias en el bolsillo de su chaqueta.

martes, 23 de febrero de 2016

Húmedo despertar.

Despertó con la cara perlada de gotas de sudor y la respiración agitada. Su cuerpo sufría pequeños espasmos y sentía las cosquillas del placer entre sus piernas. Por tercera vez en lo que iba de semana se despertaba excitada, humedecida, suspirando.
Desde que él le había dicho que iba a ir a verla no podía evitarlo. Cuando cerraba los ojos y el sueño se apoderaba de sus pensamientos siempre se encontraba en la misma situación. Ella estaba nerviosa en un parque esperando a que él llegara, se mordía nerviosa los labios, jugueteaba con sus manos entre su pelo haciendo rizos entre los dedos, intentaba calmarse tomando asiento en alguno de los bancos del parque pero inmediatamente volvía a levantarse impulsada por el resorte de los nervios. Miraba a un lado y al otro del parque intentando buscarle con la mirada y, al no verlo, miraba desesperada el reloj que ya señalaba la hora en la que él debería haber llegado.
Y entonces, a su espalda alguien la rodeaba con los brazos y la apretaba contra su cuerpo y ella no se asustaba, en seguida sentía que era él. Los labios de aquel chico empezaban a besarla en el cuello con besos calidos, húmedos, suaves. Los brazos que le rodeaban por la cintura le apretaban con más fuerza contra él y podía sentir su calor contra su espalda. No dudaba en entregarse a aquellos besos.
De sus boca de finos labios rosados escapaban los primeros suspiros cuando sentía los dientes de su acompañante rozando la piel de su cuello con tanta suavidad que erizaba cada poro de su piel y los suspiros no tardaban en convertirse en intensos jadeos cuando, pegada al cuerpo de aquel chico, notaba como su sexo crecía entre sus nalgas.
Las manos, que en un principio la abrazaban fuertemente, comenzaban a moverse acariciándola por encima de la ropa y era ella misma quien buscaba pegarse al cuerpo del chico echando hacía atrás sus nalgas y arqueando su espalda.
Entreabría su boca dejando escapar jadeos cuando la firme mano de aquel chico se perdía entre sus piernas y acariciaba sus muslos subiéndole ligeramente el vestido. Cuando sentía que el chico, duro y excitado, comenzaba a masturbar su erecto miembro contra su culo y notaba aquellos hábiles dedos hurgando en sus braguitas, no podía evitar humedecerse y desear ser poseída en medio del parque.
Era en ese momento cuando la excitación la despertaba y abría los ojos empapada en sudor y con la ropa interior pegada a su sexo. Las dos primeras noches había controlado sus deseos y al despertar había esperado a que su respiración se calmara. Esta vez su deseo fue incontrolable.
Se había despertado totalmente excitada. Su respiración no se calmaba, su sexo, dilatado y vivo, no dejaba de latir de deseo, de su boca seguían escapándose jadeos y suspiros. Quiso calmarse pero finalmente su mano se apretó contra su coño y comenzó a masturbarse.
Con los ojos cerrados se imaginó a si misma entregándose a aquel chico en el parque. Ella misma se subió el vestido y ofreció sus nalgas para que él siguiera masturbando su polla contra ella antes de penetrarla. Él aceptó la invitación y podía sentir el calor del sexo de aquel chico contra su culo. Sintió como él empezaba a masturbarse contra ella y notó las primeras gotas de su flujo humedeciendo su piel y perdiéndose en el valle de sus nalgas.
Mientras tanto, sobre su cama, dejó que sus dedos se perdieran por debajo de su ropa interior y acariciaran su ya hinchado e impaciente clítoris. Al hacerlo arqueó su espalda y se mordió los labios ahogando un grito de placer. Sus dedos no tardaron en empaparse de su deseo y brillantes de sus flujos se los llevó a la boca.
Sin abrir los ojos se veía a si misma en el parque lamiendo sus dedos empapados con aquel chico pegado a su espalda y de su boca se escaparon las palabras que en realidad salían del interior de su sexo...
— Follame...por favor...hazme tuya ya...lo necesito....
Y él la obedecía y la penetraba con suavidad y pasión al mismo tiempo y ella se descontrolaba y dejaba escapar de su boca gritos de placer.
En su cama, llevada por el deseo, metió dos dedos dentro de su sexo y comenzó a masturbarse al ritmo que imaginaba las envestidas de aquel chico. Primero lentas, cadenciosas. Después pasionales, intensas, más continuadas. Por último salvajes, profundas.
Con toda la habitación oliendo a su deseo, con su respiración a mil por hora, con sus pezones marcados en su camisón sudado y con las bragas destilando el placer de su sexo, ahogó un grito de placer mordiendo la almohada en el instante que un rayo de placer atravesó su cuerpo y entre sus dedos brotó un orgasmo que la hizo caer desfallecida sobre la cama.
Cuando su respiración se moderó levantó la cabeza de la almohada. Se sonrió y pensó en él. Entonces recordó que a él le encanta que sea mala y por su mente pasó una pequeña travesura...
Se quitó las sabanas que la cubrían, abrió sus piernas y se sonrió al ver sus braguitas empapadas. Cogió su móvil de la mesilla y sacó una foto, la adjuntó a un mensaje y escribió...cariño mira como me he levantado por ti esta mañana...
Al de unos minutos recibió otro mensaje.
En el aparecía la polla de su chico erecta y húmeda y una mano que para ella resultaba inconfundible acariciándola y un texto...así me he despertado yo por ti...